5 momentos en los que la fotografía me convirtió en un mejor diseñador

Publicado: 2023-08-24

Aunque la fotografía es parte de la mayoría (si no de todos) los planes de estudio de diseño, no fue hasta hace poco que decidí profundizar mis conocimientos más allá de lo básico.

Puede que no sea obvio decir que la fotografía y el diseño son campos complementarios, pero ciertamente comparten varios conceptos.

Eso es lo que estoy aquí para discutir hoy: cómo la fotografía ha mejorado mi proceso de diseño.

El objetivo aquí no es profundizar en los aspectos técnicos (un tema muy amplio que todavía estoy explorando como fotógrafo), sino resaltar conceptos que he estado aplicando en mi día a día como diseñador en Rock Content. , marcando la diferencia en mi trabajo diario.

1. Reavivar la mentalidad del principiante

Cuando empezamos a aprender algo que nos interesa, nos volvemos más abiertos a practicar, experimentar y aprender de nuestros propios errores. Este es un momento ideal para estimular la creatividad y visualizar nuevas posibilidades.

En el caso de la fotografía, no es diferente.

Adquirir conocimientos sobre nuevas técnicas de encuadre o aprender sobre la doble exposición, por ejemplo, ilustra cómo los conceptos fotográficos pueden enriquecer los diseños con un toque extra de originalidad.

Por otro lado, un “experto” que ha dominado los fundamentos y adquirido experiencia puede caer en la trampa de quedarse estancado en procesos que ya sabe que funcionan de manera eficiente, obstaculizando así la creatividad.

Embarcarme en mi viaje fotográfico ha revivido la mentalidad de principiante que hay dentro de mí, reavivando el deseo de experimentar y descubrir nuevos procesos.

2. Al estudiar composición

Esta es una disciplina compartida tanto por el diseño como por la fotografía.

Principios como la simetría (o su ausencia), el equilibrio, la regla de los tercios, las líneas principales, el encuadre y la espiral dorada son igualmente relevantes tanto para los diseños como para las fotografías.

Estudiar fotografía implica comprender y gestionar la percepción espacial, es decir, las relaciones espaciales entre los elementos dentro de un marco.

Potenciar esta percepción contribuirá a mejorar la distribución y disposición de los elementos dentro de un diseño.

En esta foto, por ejemplo, capturé a dos mujeres argentinas disfrutando del atardecer en la “Ventana del Paraíso” en Arraial do Cabo, Río de Janeiro. Esta imagen ejemplifica la composición, utilizando el marco natural de la ventana y aplicando la regla de los tercios: las dos mujeres ocupan ⅔ del ancho y ⅓ del alto de la foto.
La técnica de doble exposición (a la izquierda) me ayudó a crear la portada de la sexta edición de la revista Rock Content (a la derecha). En estos ejemplos se superponen dos imágenes para que podamos visualizar ambas en una única composición. Utilicé este principio para retratar personas superpuestas y los colores del arco iris, lo que dio como resultado el efecto que se ve en la portada.

Otro ejemplo interesante reside en la relación entre los variados encuadres de los elementos de diseño y las diferentes distancias focales de las lentes fotográficas.

Las piezas de formato horizontal, como los carteles, se asemejan a encuadres más amplios proporcionados por lentes gran angular.

Sin embargo, en las redes sociales predomina el formato vertical de las cámaras de los teléfonos inteligentes (normalmente 1080x1920px).

Así, el mismo banner horizontal mencionado anteriormente requiere una versión vertical para compartirse en plataformas como Instagram Stories, por ejemplo.

Este ejemplo muestra la misma obra de arte en diferentes formatos: un banner de blog, una publicación cuadrada para las redes sociales y una historia vertical. En este caso tenemos 3 encuadres diferentes, pero necesitaba rediseñar la disposición de los elementos ya que tenía más o menos ancho en cada formato.

Al estudiar la composición fotográfica, el diseñador obtiene un arsenal más versátil de opciones para organizar elementos gráficos y textuales según el formato de cada pieza.

3. Al estudiar narración

El storytelling es otra disciplina de suma importancia en la fotografía.

A través de él, capturar momentos adquiere un significado y un propósito más profundos, asemejándose a cómo una obra de arte evoca sensaciones e impresiones en el observador.

Al mejorar la habilidad de contar historias en la fotografía, el diseñador incorpora una poderosa herramienta para hacer que sus diseños sean más atractivos y atractivos, utilizando imágenes no sólo para comunicar, sino también para narrar historias y evocar emociones.

Un ejemplo de narración a través de la fotografía: un trompetista solitario sentado en los muros de la “Ciudad Amurallada” en Cartagena das Indias, Colombia. La imagen nos lleva a especular la historia detrás: ¿qué música tocaba? ¿Estaba simplemente practicando o era un artista callejero? ¿Pertenece a un grupo musical o a una orquesta?

El resultado es aún más poderoso cuando combinamos imagen y texto para contar creativamente una historia que se alinee con el concepto de una campaña, por ejemplo.

4. En el proceso creativo

El diseño y la fotografía comparten etapas del proceso creativo que van desde concebir una sesión o campaña hasta la experimentación, la creación de versiones y el perfeccionamiento final.

Estudiar fotografía no es sólo una forma de practicar estos procesos sino también de potenciar la sensibilidad estética y el análisis crítico, esenciales en el proceso creativo.

La fotografía también agudiza las habilidades de resolución de problemas visuales, ya que exige pensar rápido para capturar momentos específicos con escenarios apropiados, adaptarse a la iluminación, planificar el mejor momento para disparar e improvisar cuando las cosas se desvían del plan.

5. Observar el mundo que me rodea

Por último, la fotografía ha intensificado mi observación del mundo que me rodea.

La sensación de que en cualquier momento puede surgir una foto increíble convierte un simple paseo nocturno por el barrio en una expedición fotográfica y una rica cosecha de referencias.

De esta manera, con sólo unos pocos pasos, me encuentro prestando más atención a la iluminación del atardecer (la “hora dorada”), a las personas en movimiento (generando auténticos retratos cotidianos), a especies de aves que antes pasaban desapercibidas, a combinaciones de colores y texturas en las tiendas de telas, y lo más importante, la belleza que lo abarca todo.

Esta mayor conciencia y perspectiva contemplativa del mundo han revitalizado mi creatividad al combinar colores, tipografía, ilustraciones y elementos gráficos.

Si no está seguro de comenzar (o reanudar) la captura de imágenes, puedo decir con seguridad que ha valido la pena.